En un fenómeno peculiar que combina tradición, ritual y consumo, el estado de Chiapas se destaca como uno de los principales consumidores de refresco, en particular de Coca-Cola. Entre los diversos factores que impulsan este consumo, destaca su arraigo en comunidades indígenas, principalmente entre los descendientes mayas.
La presencia de Coca-Cola en rituales religiosos, especialmente en el municipio de Chamula y entre las comunidades tsotsiles, ha llamado la atención. Aunque algunos podrían pensar que esta bebida es considerada sagrada por estas comunidades, la realidad es más pragmática.
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El elemento clave que vincula la Coca-Cola con los rituales religiosos indígenas radica en su capacidad para inducir eructos. Para los tsotsiles, el acto de eructar se asocia con la purificación del alma, convirtiendo así a la bebida gaseosa en un componente fundamental de diversos actos religiosos, cívicos y sociales.
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